Cuidar al cuidador.

La enfermedad mental grave, de inicio habitualmente en la segunda y tercera década de la vida, supone con frecuencia una importante limitación para el normal desarrollo de los proyectos vitales del paciente, haciendo que este dependa en gran medida del apoyo que le puedan ofrecer su entorno familiar y los servicios sociales y de salud.

El desarrollo de las políticas de salud de los últimos 30 años, con una apuesta clara por la atención psiquiátrica comunitaria, puso fin al hospital psiquiátrico y ha supuesto un gran impulso en la normalización de la enfermedad y la mejor integración y rehabilitación del enfermo mental grave. En este modelo, la familia se ha convertido en pilar fundamental y con ello asume un reto que en muchos casos acaba teniendo un enorme impacto en la propia vida del familiar responsable de su cuidado.

El sistema planteado está teniendo dificultad para reconocer las necesidades propias del familiar cuidador que hasta en un 80% de los casos es mujer, ronda los 60 años y cuida con más frecuencia a un hijo o una hija. Tras años de entrega sin descanso es víctima del aislamiento, la soledad y el desgaste; comenzando los momentos de ansiedad, desánimo, dificultades para conciliar el sueño y los sentimientos de desesperanza. Su voz casi nunca se escucha y una mayoría confiesan no estar satisfechos con la comunicación con los responsables sanitarios que cuidan a su familiar.

En la mejora continua de nuestro modelo comunitario, los responsables del tratamiento integral de la enfermedad mental, debemos lograr incorporar al familiar cuidador como elemento fundamental en el proceso, reconociendo sus propias necesidades y haciendo un gran esfuerzo en el terreno de la prevención.

Fernando Sarramea Crespo
psiquiatria-cordoba.com